En el acceso sur del Jardín Botánico de Culiacán, el Auditorio Abierto se despliega como una estructura mínima y silenciosa: tres muros de concreto aparente que enmarcan un espacio de proyecciones bajo la sombra natural de los árboles. Diseñado por Tatiana Bilbao y construido por Espacio Ligero en colaboración con Paralelo Estándares Globales, este umbral arquitectónico funciona como portal de bienvenida al jardín, donde los visitantes —más de treinta mil cada mes— se reúnen, observan y habitan un museo sin vitrinas, donde la arquitectura respira, el paisaje habla y la identidad colectiva se proyecta como una imagen compartida entre luz, memoria y vegetación.